sábado, julio 28, 2007

Ella es yo

En realidad, sobra decir su nombre, salvo que es Blanca como la espuma y hace nacer, con solo una mirada, el día. Hoy le he dicho lo que me habían aconsejado que no le dijera y eso ha bastado para que los agujeros que tenía en la memoria, y los hoyos que se me estaban formando en el corazón, y los despeñaderos que me crecían como grandes olas en el alma, se me cayeran como espejos rotos al pie de mis abismos. Buscarla a ella es, en realidad, buscarme a mí mismo. Y aunque yo no soy ella, ella, desde una linde a otra, es yo.

martes, julio 24, 2007

Agujeros

No entres en los agujeros negros de la memoria. No tienen salida. Una vez adentro, hay que regresar por donde se vino, si un claro quiere uno otra vez. Yo entré a algunos, y caí, y caí, y bajé y bajé buscando una salida, pero no había, así que tuve que volver por donde vine. Hay esfuerzos inútiles. Inútil el que intente encontrar luz donde no hay más que una camisa de fuerza.

Poemas para niños

Sin querer, los he empezado a escribir. Los hago de día, de noche. Pequeñitos, más grandes. Este lo escribí hace un rato. Se llama: "Homenaje a Rubén Darío".

La caracola
es la trompetista
de las olas

viernes, julio 13, 2007

Tierra Adentro

Algunos escritores han criticado acérrimamente mi participación como director huésped de Tierra Adentro. Alguno (cuyo nombre no recuerdo, así será de efímero) tuvo la paciencia hasta de criticar línea por línea, frase por frase el comentario que hice sobre una jovensísima poeta colimense. Recibí un par de correos electrónicos instándome a que replicara, pero no lo hice. En realidad no puede hacerlo. No tuve tiempo. Estaba tan absorbido releyendo los Notebooks de Samuel Butler, que me olvidé por completo del suelo que pisaba. Vaya desmemoria. Pero en mi descargo tengo que decir que no tengo nada que decir. Punto.

Entrevista con Luisa Valenzuela

Estoy a punto de consumar la entrevista con la escritora argentina Luisa Valenzuela, a quien conocí en Neuchatel. No quiero hablar de ella porque seguramente ya todos la conocen. O si no, el lector mismo que soy yo mismo de mí, la conoce. Y con eso puede ser bastante. Luisa Valenzuela es una mujer super inteligentísima (quizá no deba añadir el chocante super, que siempre sobra), de manera que intenté no hacer preguntas bobas. La entrevista se publicará en una revista de USA, a instancia de Dolores Koch, ni más ni menos que una de las principales teóricas del género ultracorto y la traductora de Reinaldo Arenas al inglés. A veces me pregunto cómo pude entrar yo en el terreno de lo ultracorto, siendo yo tan prolijo en mis conversaciones y tan abundante a la hora de contar anécdotas. Me pregunto también si en realidad entré o salí. Que ese ya es otro cantar. Besos, Luisa Valenzuela, desde este blog que no leerás nunca. Quiza.

Costumbres

Es hora que no me acostumbro a tener un blog en internet. Me parece que estoy hablando conmigo mismo y que ni yo mismo tengo la paciencia de escucharme. Frente a la máquina, ¿cuántos no se han preguntado lo mismo? No hay nada detrás, nadie. Pero el asunto es anotar, ir anotando algo. Lo sé. Estas cosas de la literatura son así, aunque a veces poco tengan que ver con ella. Mi estimado amigo Eduardo Halfon me lo decía en su correo de esta mañana. No son necesarias pero necesitamos de ellas. Empezaré a frecuentar más este sitio sin sitio en la tierra. Me temo que podría hacerme un adicto. Vaya, pues, adonde vaya.